La Prensa​ fue el más importante medio de prensa del país durante la primera mitad del siglo XX.

La Prensa fue fundado en 1869 por José C. Paz -un rico estanciero y político argentino, representante de la Generación del Ochenta- y que fue considerado uno de los diez periódicos más importantes del mundo.

Una vez comprendida la importancia de la comunicación, por ese entonces gráfica, el conservadurismo utilizó al periodismo y a la empresa periodística como punta de lanza para amalgamar sus propuestas.

El diario La Prensa, propiedad de la familia Paz (Gainza Paz), estuvo vinculado al Partido Autonomista Nacional (PAN), que gobernó el país durante más de cuarenta años y constituyó la máxima expresión mediática de la república conservadora. La familia Gainza Paz se estableció entre el puñado de familias poderosas e hizo del diario el eje de su poder.

La Prensa  compitió con el diario La Nación, fundado por Bartolomé Mitre. Pero mientras Mitre se enfrentó a Julio Argentino Roca y su Partido Autonomista Nacional (PAN), con la esperanza de desplazarlo del gobierno, José C. Paz, se vinculó con el poder, fue diputado nacional del PAN y, luego, embajador de Roca en España y Francia.

En pocos años, La Prensa se convirtió en el principal diario del país.

Jugó un papel destacado en la formación de la Liga Patriótica Argentina, un grupo político no partidista que promovía un nacionalismo de derecha que se organizó tanto con fuerzas paramilitares como con círculos sociales formales, que actuaba como grupos de choque, hostigando mediante el matonaje y acciones criminales contra los residentes extranjeros, organizaciones sindicales y grupos de trabajadores en huelga. Responsables de la “SEMANA TRÁGICA”

Ya en el siglo XX, a medida que se formaban partidos políticos democráticos, como la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Socialista (PS), y que aparecían un clase media y una clase trabajadora que comenzaban a reclamar la expansión de sus derechos, La Prensa adoptó una postura «aristocrática», crítica de las nuevas manifestaciones populares que expresaban los partidos y movimientos opositores.

Apenas elegido Yrigoyen, La Prensa publicó un amplio editorial de defensa del conservadurismo y contra el nuevo gobierno en el que le advirtió su fracaso y su «desalojo del poder».

Algunos investigadores y políticos han señalado el papel de La Prensa y otros medios de comunicación conservadores, en apoyo del primer golpe de Estado producido en Argentina, que derrocó el 6 de septiembre de 1930 al presidente Yrigoyen.

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Cuando murió Yrigoyen, La Prensa, lo difunde con el siguiente título: «Ha muerto un ex comisario de Balvanera».

El surgimiento del peronismo contó con fuerte apoyo sindical. Desde un inicio La Prensa asumió una posición antiperonista que lo enfrentó al gobierno y a los sindicatos.​

Dos semanas antes de las elecciones presidenciales del 24 de febrero de 1946 La Prensa dedicó cinco páginas para publicar el Libro Azul lanzado por el gobierno de Estados Unidos, donde anunciaba una consulta con los demás países americanos para una ocupación militar de la Argentina y contenía acusaciones contra Perón.

Se dictó una ley de expropiación que se aprobó el 12 de abril de 1951 haciéndose cargo del mismo la Confederación General del Trabajo y al Sindicato de Vendedores de Diarios

Desde el peronismo se lanzó como lema de su campaña electoral la consigna ¡Braden o Perón!.

El 31 de octubre de 1946, el abogado Eugenio Moraggi denunció ante la Aduana a los diarios La Prensa y La Nación por evasión de impuestos al utilizar papel importado para realizar avisos de carácter comercial, sin pagar derechos de importación.

Se dictó una ley de expropiación que se aprobó el 12 de abril de 1951 haciéndose cargo del mismo la Confederación General del Trabajo y al Sindicato de Vendedores de Diarios

Estas prácticas corruptas son una constante en aquellos que dicen defender la República y las Instituciones. La historia registra cientos de casos que demuestran sus aviesas intenciones en el manejo del poder.

La Prensa adoptó una postura «aristocrática», crítica de las nuevas manifestaciones populares que expresaban los partidos y movimientos opositores.

A principios de 1951, el diario La Prensa enfrentó un conflicto laboral con el Sindicato de Vendedores de Diarios, que reclamaba que La Prensa tomara medidas para proteger a los «canillitas», en muchos casos niños afectados por el abuso laboral y la explotación.

En consecuencia se dictó una ley de expropiación que se aprobó el 12 de abril de 1951 haciéndose cargo del mismo la Confederación General del Trabajo y al Sindicato de Vendedores de Diarios.

Durante la Revolución Libertadora, en cambio, tras el derrocamiento del presidente Perón como consecuencia de golpe de estado cívico-militar,​ que instaló la dictadura autodenominada Revolución Libertadora, se anuló la ley de expropiación del diario, retornando a la familia Gainza Paz.

Las relaciones entre la dictadura y La Prensa fueron estrechas y en 1957 el dictador Pedro Eugenio Aramburu designó a Alberto Gainza Paz, dueño del diario, para gestionar en Estados Unidos apoyo financiero para el gobierno militar. (¿?)​

Con la Revolución Libertadora, se anuló la ley de expropiación del diario, retornando a la familia Gainza Paz.

En 1991, se redujo a su mínima expresión y entró en convocatoria de acreedores. La familia Gainza se desvinculó de La Prensa en 1993. La empresaria Amalia Lacroze de Fortabat adquirió la mayoría accionaria, que vendió dos años más tarde.