Muchas son las especulaciones de por qué se suicidó el escritor argentino, Leopoldo Lugones. Al momento de su muerte, había dejado sobre la mesa media botella de whisky, un artículo inconcluso y una carta que decía: “No puedo terminar el libro sobre Roca. Basta”.

Fue el principal exponente del modernismo argentino y su obra poética es considerada como la inauguración en lengua castellana de toda la poesía moderna, con sus cuentos se transformó en el precursor y en uno de los pioneros de la literatura fantástica y de la ciencia ficción en Argentina, además de haber sido uno de los primeros escritores de habla hispana en producir microrrelatos.

Entre las hipótesis de su suicidio está la de su enamoramiento con Maria Alicia Dominguez a quien conociera en una de sus conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires

​Integró el grupo socialista con escritores como José Ingenieros, Alberto Gerchunoff, Manuel Baldomero Ugarte y Roberto Payró y escribió de manera esporádica para varios medios, entre los que estuvieron el periódico socialista La Vanguardia y el periódico roquista Tribuna.

La hora de la Espada (fragmento)
“El único remedio está en acabar con la política. Adoptar un decenio de vacaciones políticas. (…)Ha sonado otra vez para bien del mundo, la hora de la espada. (…) (esta) hará el orden necesario, implantará la jerarquía indispensable que la democracia ha malogrado hasta hoy, fatalmente derivada (…) hacia la demagogia o el socialismo. Pacifismo, colectivismo, democracia, son sinónimos de la misma vacante que el destino ofrece al jefe predestinado; es decir, al hombre que manda por su derecho de mejor, con o sin ley (…). El sistema constitucional del siglo XX está caduco.

Cabe decir que su pensamiento político fue cambiante lo que le generó muchas críticas, pasó por el socialismo, el liberalismo, el conservadurismo y el fascismo.

En 1924 recibió el Premio Nacional de Literatura y, en 1928, presidió la Sociedad Argentina de Escritores.​ Fue un impulsor de las tendencias fascistas que empezaban a obtener adhesiones en la sociedad argentina. Si bien no participó en su preparación, Lugones fue un importante propagandista del golpe militar protagonizado por José Félix Uriburu el 6 de septiembre de 1930, que derrocó de la presidencia a Hipólito Yrigoyen. Su entusiasmo con el régimen instaurado ese año le valió el rechazo de los círculos intelectuales porteños.

Resulta oportuno destacar que a fines de la década del treinta, tres de nuestros más grandes escritores –Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones y Alfonsina Storni– se quitaron la vida con diferencia de meses por distintas razones, y la noticia de sus muertes conmocionó el país.

Entre las hipótesis de su suicidio está la de su enamoramiento con Maria Alicia Dominguez a quien conociera en una de sus conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, y con quien había mantenido una relación sentimental y apasionada. Se cree que la férrea oposición de su hijo lo obligó a separarse y ello lo llevó al suicidio.