
LA GUARDIA PRETORIANA ASESINA A CALÍGULA, EMPERADOR ROMANO.
La Guardia Pretoriana, junto a senadores y cortesanos, asesinó al emperador romano Calígula el 24 de enero del año 41 d.C.
Según su biógrafo Suetonio, Calígula se consideraba un dios y solía decir: “Recordad que tengo derecho a hacer cualquier cosa a quien sea”. Humillaba a los senadores haciéndoles correr detrás de su litera o obligándolos a pelear para su diversión. Suetonio escribió: “Cuando los cónsules se olvidaron de proclamar su cumpleaños, los depuso y dejó el estado durante tres días sin sus más altos magistrados”.
El asesinato fue el resultado de una conspiración para restaurar la República Romana. Calígula se había enemistado con la Guardia Pretoriana, el Senado y la nobleza.
Tras la muerte de Calígula, el Senado se propuso borrarlo de la historia romana ordenando la destrucción de sus estatuas. Además, se han perdido la mayoría de las historias contemporáneas de Calígula, que detallaban hechos y circunstancias de su reinado. Sólo se conservan las obras de Filón y Séneca. Éstas sirvieron de base para las historias secundarias y terciarias escritas por la siguiente generación de historiadores. En este sentido, la mayor parte de la información sobre Calígula procede de Suetonio y Dion Casio, que escribieron sus historias 80 y 180 años después de la muerte del emperador, respectivamente. A pesar de la falta de fuentes primarias sobre su vida y reinado, Calígula sigue siendo uno de los emperadores romanos más famosos, principalmente debido a los numerosos relatos sobre sus extravagancias.

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