Dr. Mario Buono (*)

Nuestra democracia exige de los ciudadanos una participación (tal vez el voto no alcance) que supone una cierta inteligencia en su ejecución. Votar es elegir y elegir es una acción voluntaria que implica el conocimiento de las opciones que se presentan, pero en la real realidad de nuestras prácticas electorales es fácil ver que tal principio no se cumple acabadamente.

Resulta interesante leer el editorial de Fontevechia en Perfil titulado “1998-2025 (¿1933?)” (clic para ver) donde traza un paralelismo, donde el corsi e ricorsi se muestra pleno, entre la asunción de Hitler y algunos signos de la actualidad.

Con la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP) en casi todas las provincias habrá un doble sistema de votación, uno para los candidatos nacionales y otro para candidatos locales. Muchas provincias para evitar conflictos han decidido desdoblar las elecciones, una para lo nacional y otra para legisladores provinciales y concejales y consejeros escolares. Y aquellas que no desdoblen deberán implementar un doble sistema de votación para las boletas nacionales y las provinciales.

Mientras tanto ya se sabe que el Senado de la Nación pone en juego 24 bancas, un tercio de sus miembros, en tanto que en Diputados esa cifra asciende a 127, la mitad de la Cámara baja renovará su composición.

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De las 127 bancas que se renuevan en la Cámara de Diputados, cada bloque renovará los siguientes escaños:

Mientras aquellos que deben renovar (no es obligatorio pero…) están deshojando la margarita los ciudadanos del común están hartos de los vaivenes sin que alumbren las promesas de los unos y los otros.