A pocos días del balotaje, en medio de una inflación galopante, con propuestas de más de lo mismo o cambios que no se alcanzan a entender del todo, los grandes intereses se mueven a en las sombras de spots y slogans que ocultan el verdadero destino que tendrá la Argentina en pocos años.

China y su cultura, que nos aparecen como lejanas, ha logrado desarrollar un poder económico incomparable y que no duda en utilizarlo para extender, ya no su ideología, sino su control imperial sobre el mundo.

Durante la dinastía Qing, el dragón era el símbolo que representaba al país.
Al respecto nos dice un informe de la Universidad de Navarra que se titula “La controvertida estación espacial de China en la Patagonia” (*): “Tras años de paulatina penetración económica, que le ha llevado a convertirse en el primer socio comercial de varios países de Sudamérica y un importante prestamista e inversor en toda la región, la incursión de China en Latinoamérica ya no es silenciosa. La influencia alcanzada en diversas naciones –por ejemplo, adquiere casi el 90% del petróleo exportado por Ecuador y sus créditos han sido básicos para la subsistencia de Venezuela o de ciertas empresas públicas brasileñas– hace que las actividades de China atraigan una especial atención y que su expansión sea cada vez más nítida.”

La base china esta enclavada en una extensión geográfica de no menos de 200 hectáreas y funciona sin ninguna supervisión de autoridades argentinas. Se podría decir que es territorio chino.

Fue durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en el que se aprobó el proyecto. El gobierno kirchnerista necesitaba fondos (como siempre) al quedar fuera de los mercados crediticios en el año 2009. Se cree que China proveyó los casi 100.000 millones de dólares que Cristina precisaba para equilibrar las cuentas públicas y sostener su política de control clientelar de los pobres.

Dice el informe que estamos siguiendo “En el año 2009, en medio de la crisis financiera, China envió representantes al país latinoamericano para discutir un asunto que poco tenía que ver con las fluctuaciones monetarias: los intereses espaciales de Pekín. Esto obedecía al deseo chino de contar con un centro en el otro hemisferio del globo que pudiera servir de apoyo para su actividad espacial, como la expedición al lado más lejano de la Luna.”

Lo real es que el programa espacial de China está dirigido por su ejército, el Ejército Popular de Liberación. La estación patagónica es administrada por el Control General de Seguimiento y Lanzamiento de Satélites de China (CLTC), que informa a la Fuerza de Apoyo Estratégico del EPL.

Los defensores de los BRICS ignoran este punto y alientan continuar con las tratativas. Es dable recordar que un triunfo de Javier Milei el próximo 19/11 acarrearía para ese grupo de interés un dolor de cabeza, por eso el apoyo al continuador de esa política nacida en 2009, Sergio Massa.

Pero la cuestión no termina allí, China no se detiene y quiere seguir ganando influencia en la Argentina a través de proyectos en sectores clave. Este es el caso de la construcción de un puerto multipropósito en la provincia de Tierra del Fuego, desde donde podría tener una proyección directa hacia la Antártida y una fuerte presencia en el estratégico paso bioceánico del fin del mundo.

Por eso es bueno traer a colación que el 16 de agosto del año pasado el gobernador provincial firmó un memorándum de entendimiento con la empresa China Shaanxi Chemical Industry Group para la construcción de un proyecto petroquímico por una inversión de 1250 millones de dólares. Fue ratificado por Gustavo Melella el 7 de diciembre próximo pasado.
Estas negociaciones, semi ocultas en la compleja situación económica, permiten al grupo de poder del cual el kirchnerismo, ahora con la bandera del masismo, establecer situaciones que lejos de aportar soluciones al país lo atan a una entrega de soberanía que en poco tiempo manifestará su real rostro.
(*) FUENTE: UNIVERSIDAD DE NAVARRA (CLIC PARA VER)

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