Un día como hoy pero de 1949 – Comienza la “caza de brujas” en EEUU: investigación contra sospechosos de simpatizar con el comunismo.

Las locuras persecutorias que suelen repetirse en la historia de los pueblos, y que no excluyen a ninguno, nacen en algún punto donde la sociedad teme por algún acontecimiento sucedido o a suceder (real o imaginario) y se hace vulnerable a la influencia de algún “desquiciado” que aprovecha su momento de gloria a costa de mucho sacrificio y dolor que suele ser en vano.
Eso sucedió en la Rusia comunista de Stalin, en la China de la Revolución de Mao, en la Alemania Nazi, en la España Franquista, etc., y en EEUU con el “macartismo”

El Senador Jospeh McCarthy utilizó el apoyo conservador del Senado y del presidente , para denunciar ante el Departamento de Estado de Estados Unidos una conspiración comunista dentro de Estados Unidos; que en gran medida generaba un peligro para Estados Unidos.
El “macartismo” fue un episodio de la historia de Estados Unidos que se desarrolló entre 1950 y 1956. Terminada la segunda gran guerra y en el contexto de la Guerra Fría se generó una atmósfera amenazante que pesaba sobre la opinión pública estadounidense, que deseaba una política enérgica y ofensiva contra el bloque soviético. En febrero de 1950, Joseph McCarthy, senador por Wisconsin, intervino —con un éxito inesperado— denunciando una conspiración comunista en el mismo seno del Departamento de Estado.
LA CAZA DE BRUJAS
Joseph McCarthy creó una red de “anticomunistas” de corazón que comenzaron a denunciar a sospechosos de colaboracionistas o directamente comunistas por ende “enemigos de EEUU”.
Eso fue denominado «caza de brujas». Asombró ver como gente de los medios de comunicación, del gobierno y algunos militares fueron acusados por McCarthy de sospechosos de espionaje soviético o de simpatizantes del comunismo.
La delación, adquirió un poder considerable. Los métodos eran inconcebibles para una supuesta democracia que estaba asentada, pues se vulneraban principios constitucionales básicos. Olvidando el principio jurídico de la presunción de inocencia, ante cualquier denuncia el Comité del Senado, presidido por McCarthy, aplicaba la presunción de culpabilidad y era el acusado quien tenía que desmentir y probar su no pertenencia o simpatía por el Partido Comunista.

La persecución a los empleados públicos fue feroz y estos debían hacer frente a un control de lealtad que costó la carrera a muchos de ellos.
Seria larga la lista de personas perseguidas o exiliadas que fueron objeto del despiadado proceso “anticomunista”. Incluso se registran ejecuciones a quienes se consideraron incursos en la acusación de “comunista”. Uno de los episodios más célebres del periodo fue el proceso seguido a los esposos Ethel y Julius Rosenberg. Fueron acusados de haber dado a la Unión Soviética el secreto de la bomba atómica, lo que ellos negaron. Bastante controvertido y atrayendo una campaña internacional en favor de los acusados, el proceso terminó con su ejecución en junio de 1953.
Del mismo modo, Robert Oppenheimer fue expulsado de la Comisión de Energía Atómica por haberse opuesto al proyecto de la bomba de hidrógeno.

La lógica “macartista” generó tanto repudio que finalmente, el 2 de diciembre de 1954 el Senado de los Estados Unidos aprobó una moción de censura sobre el Comité liderado por McCarthy alegando que sus actuaciones «habían traído al propio Senado el deshonor y la infamia».
En 1954, McCarthy perdió el poco prestigio que le quedaba ya que en la audiencia del senado contra oficiales del ejército por su presunta actividad comunista su estilo demagógico y brutal quedó al descubierto.

Continuó otros dos años en sus tareas de senador, pero sus colegas lo evitaban, y lo sucedido pesó como una losa en su ánimo y en su salud. Sus biógrafos señalan que, tras la reprobación, ya nunca fue el mismo; hospitalizado en el Hospital Naval de Bethesda por problemas de alcoholismo crónico, murió a los 48 años víctima de cirrosis y hepatitis.
CONCLUSION
Un hombre alcohólico, despótico, y con herramientas de poder en sus manos puede someter a todo un país, necesitado de creer, en la peor tragedia que es la “caza de brujas”.

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