La revolución militar que estalló el, 26 de julio de 1890 (Revolución del Parque) fue sofocada, mientras Roca, el general Levalle y Pellegrini se mostraban públicamente como protagonistas de la represión, Juárez Celman abandonó la Capital. Aunque el presidente propuso diversos acuerdos para mantenerse en el cargo, Roca y Pellegrini le negaron su apoyo.

Roca había negociado con Mitre, uno de los revolucionarios y cabeza del sector moderado de la Unión Cívica, una salida que incluía la renuncia del presidente Juárez Celman. Mientras tanto, arreciaban los rumores de nuevos levantamientos.

Roca había negociado con Mitre la salida de Juarez Celman y la entrega de la revolución.

El 6 de agosto, Juárez Celman presentó su renuncia. La asunción de Pellegrini provocó una gran algarabía en la ciudad, con la sola excepción de los partidarios de Alem, pero por un tiempo se contuvo a los levantiscos de la Unión Cívica.

Cualquier parecido con la actualidad, puede ser simple coincidencia, pero Pellegrini designó entre sus ministros a hombres de reconocida reputación pública, provenientes de los centros partidarios más importantes del momento, tales fueron los casos del Partido Autonomista Nacional que dirigía Roca, de los cívicos dirigidos por Mitre, e inclusive un cierto núcleo de la Unión Cívica. El expresidente Julio Argentino Roca fue nombrado Ministro del Interior, era la persona más influyente en el gabinete, y logró evitar el triunfo de la revolución de Alem.

Se vio en Pellegrini un intérprete de las aspiraciones generales; su nombre fue vitoreado y aplaudido y llegó a creerse que su sola presencia bastaba para curar los gravísimos males del momento y para cicatrizar los del pasado. El gobierno en aquellas circunstancias era una pesada carga.