Según muchos historiadores (Al despuntar el día se difundió el rumor de que en el Hotel de los Inválidos, un hospital militar al oeste de la ciudad, se habían depositado 30.000 fusiles. El edificio cayó en manos de la muchedumbre, que requisó esa misma cantidad de fusiles y 12 cañones.) este fue el momento decisivo de la jornada, el instante en el que Luis XVI perdió la batalla por París y por su poder absoluto. A continuación, miles de hombres se dirigieron a la Bastilla, en el otro extremo de la ciudad, para aprovisionarse de pólvora. Finalmente, pasadas las 5 de la tarde, el gobernador Launay mandó abrir las puertas y la guarnición se rindió. La rendición fue saludada como una gran victoria, y de inmediato el episodio cristalizó en la mente popular como una gran gesta, adornada con actos heroicos, hasta convertirse en el símbolo del triunfo de la Revolución y del inicio de una nueva era de libertad.

Luis XVI fue suspendido definitivamente, juzgado por el delito de traición y condenado a morir en la guillotina el 21 enero de 1793 en la Plaza de la Revolución,

El mayor detonante de la Toma de la Bastilla, fue la formación de la Asamblea Nacional, el Juramento del Juego de Pelota y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que abrían la vía hacia el fin del absolutismo y de los privilegios de la nobleza.

También debe tenerse en cuenta que: Para ese entonces, la Bastilla alojaba como prisioneros a grandes pensadores de la revolución de Francia, lo cual impulsó a los revolucionarios a llevar a cabo la toma.