
El 15 de enero de1919 asesinan en Berlín a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, fundadores del Partido Comunista Alemán y principales dirigentes de la insurrección espartaquista.

Rosa Luxemburgo (en inglés y alemán: Rosa Luxemburg; en polaco: Róża Luksemburg; Zamość, Polonia; 5 de marzo de 1871-Berlín, Alemania; 15 de enero de 1919) fue una teórica marxista polaca de origen judío, posteriormente ciudadana alemana activa en Polonia y en Alemania.
Como toda utopía se apoya en procesos en curso y finales explendorosos, pero las realidades siempre demuestran que entre ese propósito (la utopía) y los padecimientos de los pueblos son ineludibles.

Esto puede colegirse de su libro “La acumulación del capital” (1913) en el que Rosa argumentó que el capitalismo necesita expandirse constantemente hacia áreas no capitalistas para poder acceder a nuevas fuentes de suministro, mercados de plusvalía y reservas de mano de obra. Esta expansión, cada vez más violentas, agudizarían las contradicciones internas del sistema preparando así su derrocamiento revolucionario. Su conclusión de que los límites del sistema capitalista lo llevan al imperialismo y la guerra llevó a Luxemburgo a toda una vida de campaña contra el militarismo y el colonialismo.
El 15 de enero Rosa fue detenida en el Hotel Eden de Berlín y asesinada. Su cadáver fue arrojado a un canal. Poco antes las tropas de asalto habían matado a Karl Liebknecht. El entonces canciller (primer ministro) socialdemócrata Ebert se transformaría un mes después en el primer presidente de la República de Weimar, fundada sobre la sangrienta derrota de la revolución de 1918-19.

—-“¡El orden reina en Varsovia!”, “¡El orden reina en París!”, “¡El orden reina en Berlín!”, esto es lo que proclaman los guardianes del “orden” cada medio siglo de un centro a otro de la lucha histórico-mundial. Y esos eufóricos “vencedores” no se percatan de que un “orden” que periódicamente ha de ser mantenido con esas carnicerías sangrientas marcha ineluctablemente hacia su fin… “——
Las últimas palabras conocidas de Rosa Luxemburgo, escritas la noche de su muerte, fueron sobre su confianza en las masas, y en la inevitabilidad de la revolución.

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