Un día como hoy pero de 1983 – Se disuelve la Junta Militar argentina. El general Reynaldo Bignone es nombrado presidente provisional hasta que asuma Raúl Alfonsín.

Leopoldo Fortunato Galtieri va a en la historia como el militar que lleva a delante el intento de rescate de las Malvinas. Estados Unidos, dicen algunos historiadores, habría garantizado no intervenir si la Argentina intentaba recuperar las islas porque estaba el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) de por medio, que era el tratado vigente en esta materia desde el año ’47.

Más allá de esto están las características de Galtieri: un tipo muy envanecido, al que además le hablaron de su personalidad majestuosa y así se desencadenó el 2 de abril de 1982, el intento de recuperar las Malvinas.
Claro que la causa era justa, pero se hizo muy mal, con una total inoperancia, con una total desorganización, y todo eso llevó a la derrota del 14 de junio de ese año, donde el general Mario Benjamín Menéndez, al cual habían asegurado que Estados Unidos no iba a intervenir apoyando a Gran Bretaña y que no iba a ver además acciones bélicas, se encontró con que debía rendirse ante las fuerzas británicas.
La asunción de Bignone y la dura interna militar por Malvinas: “Fue una junta intelectualmente subdesarrollada”
Esto significó el derrumbe del sector militar, habría que recordar que los grandes partidos, justicialista y radical, habían ofrecido hombres al Proceso militar para desempeñarse como intendentes en varias provincias. Pero esto se termina ahí y comienza a prevalecer la oposición que se da organizando en la Multipartidaria.
Pero, al mismo tiempo, también dentro de la CGT surge la «Corriente de los 25», que va a liderar Saúl Ubaldini, hasta entonces desconocido, y se empiezan a producir paros acosando al Gobierno.

Todo esto ya lleva a una situación insostenible y Bignone se convierte en el portavoz del Ejército, el hombre que va a dar lugar a la convocatoria a elecciones, que se produce en febrero del ’83.
Bignone, previendo lo que iba a suceder con el juicio a las Juntas, lanza un decreto, que después se llamó de «auto-amnistía», por el cual afirma que lo producido en esos años será juzgado por la historia y no habrá ninguna sanción ni ninguna revisión de los hechos llevados a cabo en ese período.
Por supuesto, los partidos políticos, especialmente el radicalismo, donde va emergiendo como figura importante Raúl Alfonsín, niegan toda validez a esta esta auto-amnistía.
En las elecciones de 1983, el radicalismo de Raúl Alfonsin se impone sobre el PJ de la fórmula Luder-Bitel y comienzan los 40 años de democracia que estamos transcurriendo.

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