Un día como hoy pero de 1982 – El Gobierno argentino anuncia la legalización de los partidos políticos para 1983.

En agosto de 1982, la dictadura militar abrió paso oficialmente a la reorganización de los partidos políticos que fueron protagonistas privilegiados de la reconstrucción democrática.
Los partidos políticos ocuparon un lugar central en la recuperación institucional, porque entre ellos se dirimía la competencia electoral, y que para las Fuerzas Armadas, en un contexto de fuerte ebullición social y repudio a la dictadura, eran la canalización y el freno de la voluntad popular
El 26 de agosto de 1982, Reynaldo Bignone, último presidente de facto, firmó el estatuto de los partidos políticos ante las cámaras de televisión. Al hacerlo, afirmaba que se abrían los cauces políticos para el libre juego de las instituciones y ratificaba que la misión de institucionalizar al país era decisión de las tres Fuerzas Armadas (FF.AA.). Esa exhibición pública simbolizaba la voluntad de reinaugurar la vida política, dando cuenta de la centralidad que el régimen atribuía a los partidos para la institucionalización de la República, permitiendo que avanzaran en su reorganización.
Cuando a fines de agosto de 1982 fue firmado el estatuto de partidos políticos, la protesta social interrumpida el 2 de abril con motivo del desembarco en Malvinas había recobrado vigor. Se generalizó la percepción de injusticia y de rechazo a una dictadura cuyos crímenes comenzaban a conocerse públicamente.

El denominado “Proceso de Reorganización Nacional”, que había sumido al país en una fuerte crisis económica, postergado las demandas sociales de la población, coartado sus posibilidades de movilización y expresión y cercenado la opinión pública, se derrumbaba.

Con la derrota, se precipitaron las condiciones de oportunidad para que actores dotados de una organización previa se manifestaran en acciones disruptivas contra la dictadura, con sentido deliberado, reflexivo.
CONCLUSION
Argentina es pionera en esto de generar disrupciones bajo el pretexto de mejorar la “dramática situación actual” y el mesianismo desde 1955 en adelante fue moneda corriente, dentro de las fuerzas armadas y las fuerzas económicas del liberalismo o en el otro extremo el “progresismo” que con la excusa de “mirar al otro” derrapa en eso del “otro somos nosotros”.

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