Podemos quedarnos tranquilos, no descendemos de los monos. Nuevos descubrimientos han separado las ramas que nos emparentaban con los chimpancés de las figura evolutiva que ilustra todo los referido a los orígenes del hombre.

Durante mucho tiempo, los evolucionistas pensaron que los simios parecidos a los chimpancés se habían erguido gradualmente y habían evolucionado hasta convertirse en el “homo sapiens”, sin embargo, esta idea aparece, a la luz de las últimas investigaciones, como errónea.

Algunos investigadores observan que en su obra “El origen de las especies” de 1859 Charles Darwin no menciona la evolución humana. Claro aún los grandes descubrimientos de fósiles, que remiten a las variadas especies de “homínidos”, todavía no se habían realizado.
El 30 de noviembre de 1974, los paleoantropólogos Donald Johanson y Tom Gray encontraron los restos de un homínido que era diferente a todo cuanto se conocía hasta la fecha. Pertenecían a la especie Australophithecus afarensis, pero aquél individuo – individua- pasaría a la posteridad como Lucy.
Es muy reciente (2009) el descubrimiento, en Africa Oriental, de un esqueleto parcial de lo que se denominó Archipithecus ramidus, un hominido de 4,5 millones de años.
Esto y el descubrimiento de LUCY (autralopithecus afarensis) refiarmaron la falsa percepción de que los humanos descendían de los simios.
El “Homo Habilis” que vivió hace entre 2,4 y 1,4 millones de años mantenían rasgos primitivos que hacían fácil el parentesco.
Pero una reconstrucción reciente de un cráneo fosilizado de “Homo Habilis” indica datos más modernos, incluido un cerebro más desarrollado de lo que había imaginado la comunidad científica.
Hoy se demuestra que los chimpancés, no son antepasados sino “primos” de la tribu biológica “HOMINI”
Lo comprobado es que el “homo sapiens” que somos, participa de una multitud de linajes del género HOMO, habría hasta 14 especies, que parecen que en muchos pasajes de la humanidad coexistieron, y solo quedamos nosotros.
No se haga el mono.

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