Las defensas porteñas, dispuestas por el Virrey Sobremonte, son sobrepasadas rápidamente y las tropas inglesas pueden hacerse cargo del gobierno de Buenos Aires el 28 de junio, apenas tres días después del desembarco.
Las tropas criollas avanzaron y durante los combates, los británicos resisten desde las terrazas, pero la suerte estaba echada y el general Beresford se ve obligado a capitular ante Santiago de Liniers.