Escribe: Mario Buono

Las carencias son las que determinan el grado de pobreza. Los alimentos (poder comer) son un dato, pero también deben ser tenido en cuenta otros factores que hacen a la calidad de vida los que inciden en esa medición.
Vivir en una vivienda precaria, sin agua y sin higiene, rodeado de animales no cuidados y con basurales contaminantes, es una pobreza que cualquier sociedad civilizada no puede permitir.

Si nos trasladamos a esas viviendas donde la gente está hacinada, con falta de cuidados médicos, proliferación de virus y bacterias, es otra forma de pobreza que tampoco se puede permitir.
Que los chicos deban usar la escuela para poder ingerir alimentos, que no siempre tienen los nutrientes suficientes, condena a esos chicos a una vida posiblemente desgraciada. Es otro tipo de pobreza que esclaviza el futuro de una sociedad que verá su desarrollo impedido por carencias de aptitudes positivas.

Que el jubilado, no se sabe por qué “beneficiario”, además de cobrar una miseria mensual, no tengan la atención médica con la celeridad que requiere su edad, estado de salud y carezca de medicamentos, que dicen ser gratuitos, es una forma de pobreza que ofende a la condición humana.

El todavía presidente de la Nación, Dr. Alberto Fernández como despertando del sueño de Gulliver da cuenta que la pobreza es un error de cálculo… de sus propios funcionarios.
El diario Clarín publica que “A una semana de dejar la presidencia, Alberto Fernández puso en duda la medición de la pobreza que realiza el INDEC y afirmó que «si hubiera 40%, la Argentina estaría estallada». Lamentable… no se dio cuenta que perdieron las elecciones, justamente por eso, porque la Argentina estalló de bronca y hartazgo.
Por su parte, a pocos días del cambio de gobierno, la UCA dio a conocer su informe anual, en el que observó que la Argentina tiene un 44,7% de pobreza y un 9,6% de indigencia. Es decir que en la actualidad, más de 20 millones de argentinos no cumplen con las necesidades básicas de salarios, salud, educación y alimentación.
Pensar un país con tanta gente privada de las más elementales condiciones de los derechos humanos, propios del siglo XXI, como consecuencia directa de las malas gestiones de un gobierno que vino a terminar con la pobreza y para llenar “la heladera de los argentinos” y que deja la bomba de un 44,7% de pobreza, es inviable.
Sin embargo, los verdaderos beneficiarios de tanto desatino, que perderían esos beneficios por el cambio de gobierno se reúnen y agrupan para RESISTIR. Los Grabois, los Pérsico, los Daer, los Moyano, los kirchneristas, La Cámpora, a los que deberían agregarse a “presuntos” radicales, socialistas y comunistas, que vivieron de la teta del Estado de la mano de Cristina Fernández de Kirchner, de Alberto Fernández y de Sergio Massa, agitan las consignas de la RESISTENCIA contra el progreso y el bienestar de los argentinos.

Comentarios recientes