Un día como hoy pero de 1935 – Muere Carlos Gardel en un accidente aéreo en Medellín, Colombia.

Como corresponde a las leyendas la vida de Carlos Gardel se confunde con la ficción y la realidad, debido al misterio que embarga su nacimiento y al trágico accidente, que le arrebató la vida en la ciudad de Medellín (Colombia) el 24 de junio de 1935.
Su nacionalidad tampoco es clara, porque las fuentes hasta el momento no han revelado si era argentino, uruguayo o francés; por lo que los tres países reclaman que el cantante nació en sus arrabales y que hace parte de su cultura popular.

El domingo 23 de junio de 1935, «el Zorzal» brindó lo que sería su último recital. Fue en los estudios de la emisora radial “La voz de la Victor” de Bogotá. La gente colmó el recinto y las inmediaciones de la plaza Bolívar, donde se habían colocado altoparlantes.

Y lo claro fue que su deceso trágicamente se produjo en Colombia y tras una colisión entre dos aviones, en el aeropuerto Olaya Herrera de la ciudad de Medellín. Uno de ellos pertenecía a la empresa SCADTA (Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo) y el otro, a la SACO (Servicio Aéreo Colombiano) en la cual se transportaba el popular cantante.

En total fueron 17 las víctimas fatales. Junto a Carlos Gardel estaban Guillermo Barbieri, Alfredo Le Pera, José Corpas Moreno, Alfonso Azzaf, Angel Domingo Riverol, el piloto Ernesto Samper Mendoza, el radio operador Willis Foster, Celedonio Palacios (empresario chileno) y Henry Swartz (promotor de espectáculos). Assaf y Riverol fueron atendidos pero murieron días después. Al accidente sobrevivieron su guitarrista José María Aguilar, su secretario e intérprete de inglés, el catalán José Plaja, y un jefe de tráfico de la empresa Saco, Grant Flynn.

Tras el fatídico accidente aéreo en el que murió Carlos Gardel, el 24 de junio de 1935 en Colombia, el cuerpo del Zorzal Criollo fue enterrado en el cementerio de San Pedro, en Medellín. Desde entonces, Uruguay, Estados Unidos y Argentina comenzaron a disputarse los restos de la leyenda del tango. Fue entonces que Armando Defino, el apoderado del cantor, llamó a la madre del músico, doña Berta, para que fuera ella quien decidiera el destino de su hijo. Sin dudarlo, contestó que quería que el féretro descansara en Buenos Aires.

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