El 8 de mayo de 1828, bajo el gobierno provincial de Manuel Dorrego, se dictó la Ley de Libertad de Imprenta. Esta ley prohibía cualquier forma de censura previa y posterior a las publicaciones de prensa. 

En medio de la crisis entre unitarios y federales Dorrego dicta la ley de Libertad de Imprenta, que castigaba con multas y sanciones a las publicaciones que abundaban en calumnias e injurias, y que lejos de apaciguar la situación, enconó aún más los espíritus unitarios, que pronto lanzaría el golpe de estado contra Dorrego, poniendo al general Juan Lavalle a la cabeza del levantamiento.

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El avance tecnológico y las redes sociales ayudan a la difusión de ideas que, en muchos casos, eran ocultas por los medios masivos de comunicación, y colaboraron en reunir a las personas. Sin embargo, es ingenuo pensar que la participación activa en Facebook o en Twitter provocó (per se) la caída de gobiernos.

La libertad de imprenta, o de prensa, es el derecho a expresar libremente ideas y opiniones a través de la publicación, sin necesidad de censura previa ni restricción por parte de las autoridades. Este derecho es fundamental en una sociedad democrática y se considera una manifestación de la libertad de expresión.

No pasa inadvertido el ataque que el gobierno de Javier Milei realiza sobre los periodistas que no le resultan afines.