El 20 de noviembre de 1955 en el marco del golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón― militares del Ejército Argentino ingresan en la CGT (Confederación General del Trabajo) y y secuestraron el cuerpo embalsamado de Eva Perón, quien había fallecido tres años atrás, en 1952.

Un día como hoy, inició el periplo del cuerpo sin vida de Evita Perón, que solo terminaría 19 años después. Ese 22 de noviembre de 1955 militares del Ejército argentino, después del golpe de estado contra Juan Domingo Perón, ingresaron a las instalaciones de la CGT —Confederación General del Trabajo— y secuestraron el cuerpo embalsamado de Eva Perón, quien había fallecido tres años atrás, en 1952.

El cuerpo de la esposa del derrocado presidente, quien fuera la líder de los Descamisados, estaba en esta edificación en espera de que el gobierno de Juan Domingo Perón terminara la construcción del museo de los Descamisados, en el que se tenía prevista una urna especial para hacer homenaje a esta mujer, fundamental en la historia argentina. Sin embargo, antes de que esto pudiera ser, llegó el golpe de estado. Todos los proyectos del gobierno quedaron congelados, y este cuerpo, que a juicio de su embalsamador —Pedro Ara—, era la mejor de todas sus obras, quedó allí, bajo la estricta custodia de los militares.
En 1971, cuando estaba formándose el Gran Acuerdo Nacional, el presidente Lanusse hizo los trámites para que el cuerpo fuera llevado a España, donde Juan Domingo Perón vivía su exilio. Allí permaneció el cadáver incluso hasta después de la muerte de su esposo.

Destino final: Buenos Aires
En 1974, cuando la segunda esposa de Perón, Isabel, era presidente de Argentina, el grupo Montoneros secuestró el cuerpo del general Aramburu para exigir la repatriación de Evita. Así, finalmente en ese año, el 17 de noviembre —día del militante peronista— el cadáver embalsamado regresó a la Argentina y fue depositado en la misma urna en la que estaban los de su esposo Juan Domingo Perón.

Sin embargo, tras el nuevo golpe de estado (en 1976), el cuerpo volvió a mudarse; esta vez, por petición de las hermanas de Evita, al mausoleo de la familia, en el cementerio de La Recoleta, en Buenos Aires.

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