Apostar a un futuro más amigable reduciendo la huella de carbono por medio de pequeños ajustes cotidianos que pueden generar grandes transformaciones, tal vez evite mucho daño climático.

A pesar de algunas propuestas terraplanistas y negacionistas, cuidar el planeta es tarea de todos y los pequeños cambios tienen el poder de marcar grandes diferencias.

Es común creer que los problemas climáticos responden al desamor por el planeta que tienen las grandes empresas que producen esos gases nocivos que se conocen como de “efecto invernadero”, que seguramente tienen su apoyatura en argumentos científicos. Sin embargo, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cerca de dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) mundiales están vinculadas a actividades domésticas.

En todo el mundo, el 17% de los alimentos se desperdicia en la distribución y entre los consumidores finales, revela la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

La gestión de los residuos marca la diferencia. Separar los orgánicos ayuda a descomprimir la cantidad de basura, que deben transportar camiones hasta los basurales, mientras que permite reutilizar lo posible

Otro modo de reducir la huella de carbono de tus alimentos implica comprar alimentos locales y de temporada. De ese modo ayudarás a reducir las emisiones asociadas al transporte y contribuirás a la economía local, ya que “La agricultura sostenible utiliza hasta un 56% menos de energía, crea un 64% menos de emisiones y permite mayores niveles de biodiversidad que la agricultura convencional”, informa la ONU.

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«… cada uno puede colaborar para que este país, de enormes riquezas, no las dilapide en desperdicios irrecuperables. Una Comunidad organizada puede superar todas las crisis.»

En nuestra geografía hay tierra suficiente para que si quieres ir un paso más allá, puedas cultivar tus propias frutas, verduras y hierbas. Existen programas oficiales que pueden orientarte.

Los hogares consumen el 29% de la energía mundial y, en consecuencia, contribuyen al 21% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) resultantes, asegura la guía del PNUMA. Por lo tanto, regular el consumo de energía desde casa es una de las formas más sencillas de ahorrar dinero y ayudar a disminuir las emisiones que causan el calentamiento global.

Para conseguirlo se pueden tener en cuenta algunos tips como apagar las luces que no necesites, aprovechar la iluminación natural y optar por bombitas LED (diodos emisores de luz) que consumen 90% menos energía que las tradicionales.

Por otro lado, desenchufar los electrodomésticos que no estén en uso puede servirte para ahorrar hasta 10% en tu consumo final. El organismo de las Naciones Unidas también sugiere utilizar aparatos que cuenten con certificados de alta eficiencia energética.

Otras recomendaciones son instalar paneles solares, bajar la calefacción uno o dos grados, y optar por materiales más eficientes como aislantes para el techo.

Lamentablemente los argentinos no somos contribuyentes de estas sugerencias, dejar luces encendidas, equipos encendidos, no controlar refrigeración ni calefacción, aún en los hogares más pobres es una realidad.

 A pesar de vivir en un planeta que está compuesto por agua en sus dos terceras partes, menos del 1% es agua dulce de fácil acceso. A medida que crece la población mundial, también lo hace la demanda de este recurso. Al mismo tiempo, la actividad humana y el cambio climático están alterando los ciclos naturales del agua y ponen bajo presión su disponibilidad.

Sugerimos ver la nota sobre AGUA POTABLE (CLIC)

Por lo tanto, cuidar este recurso es algo que está en nuestras manos y podemos preservarlo a través de pequeñas acciones cotidianas. Entre ellas, cerrar el grifo mientras te lavas las manos o te cepillas los dientes. También puedes tomar duchas de 5 minutos. Según indica el PNUMA, con una ducha de aproximadamente 10 minutos al día una persona promedio consume el equivalente a más de 100 000 vasos de agua por año.

Cerrar la canilla mientras lavas y solo abrirla para enjuagar los platos. U opta por un lavavajillas eficiente que permita ahorrar el recurso. En cuanto al lavado de ropa, se sugiere llenar el tanque para optimizar su uso y escoger aparatos que también ahorren electricidad.