El concepto de “anarquía” que algunos románticos de izquierda del siglo XX pretendían imponer, aún con sangre, y que ahora replican los románticos de derecha con eso del “anarco-libertarismo” es una utopía. Para legos la traducción de “anarquía” es “zanahoria para giles”, porque la única verdad es la realidad como nos enseñaba Aristóteles, y se supo retransmitir en esa Argentina que se intenta denostar.

Esto viene a cuento porque a falta de acatamiento de las leyes que los hombres se dan para convivir en sociedad, aparece la ley del más fuerte.

Entonces vemos, que en los barrios que maneja el “amigo del político” hay que acatar lo que él dice.

Que en los clubes de futbol hay que seguir el dictado de los barras bravas, que imponen condiciones hasta a las grandes bandas como Los Piojos en su último recital de La Plata.

Que funcionarios de algún gobierno arme su propio kiosco con el ramo que le toca regentear. El caso “Chocolate” puede ser una gran ejemplo.

Que niñas agraciadas que conocen el secreto de brindar placer sean las que ocupan las bancas en los congresos y defiendan lo ilegal en nombre de la libertad y la propiedad privada. También las hay que defienden los derechos humanos.

Que el presidente de la Nación ataca a una presunta “ideología woke” y diga que va a aplastar a los “zurdos de mierda”, bastardeando el Congreso y manejando el gobierno según su antojo en nombre de una libertad que no otorga la constitución.

Pero la noticia que enoja, de verdad, es una que deriva de todas las antes enunciadas, la subcultura que vive en nuestras calles donde cualquier “infeliz” mata por placer en nombre de una necesidad que no es natural pero que se naturaliza. Y nadie hace nada para modificar eso, ni el gobernador de la provincia de Buenos Aires, ni los intendentes que conviven con estas subculturas y las alimentan, ni los políticos.

Vemos como esa subcultura nos permea Y la noticia es que un viejo jubilado de 78 años mató a alguien que pretendía robarlo apuntándolo con un arma, como en el antiguo oeste de las películas de Hollywood, fue más rápido. Ahora los amigos y familiares del muerto dicen “No lo puedo creer pachachito. Una re persona amigo. Volá alto. Se te va a extrañar”.

Pachachito el adolescente abatido se convierte en esta subcultura en una especie de ícono. «Una re persona pachachito», amigos del adolescente abatido lo despiden en las redes sociales, y los que tienen la responsabilidad de llevar tranquilidad y seguridad a la sociedad no hacen nada, además, alguna crónica no habla de la defensa del jubilado sino que el delincuente fue “asesinado”. Lo único que falta es que una corona de flores del gobierno luzca en el velatorio.