El 11 de febrero de 1990, Nelson Mandela, líder del Congreso Nacional Africano de Sudáfrica, sale de la cárcel después de 27 años.

El 11 de febrero de 1990, Nelson Mandela era puesto en libertad tras pasar 27 años en prisión. Era el principio del fin del apartheid en Sudáfrica, la segregación racial que diferenciaba entre personas según el color de su piel y limitaba sus derechos.

Su liberación fue el primer paso para el comienzo del fin del apartheid en Sudáfrica. Desde 1948, la minoría blanca del país había construido un entramado de leyes para mantenerse en el poder que impusieron una fuerte segregación racial y la discriminación de la población no caucásica. Y este sería un gran paso para terminar con dicha injusticia.

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“Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para el que he vivido. Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir». Nelson Mandela pronunció estas palabras tras la condena por alta traición que dictó contra él el Tribunal de Johannesburgo en abril de 1964 en el conocido como proceso Rivonia.

En las elecciones de 1994, las primeras celebradas con sufragio universal en Sudáfrica, su partido obtuvo una aplastante mayoría con más del 60% de los votos. Aún así, Mandela encabezó un gobierno de unidad nacional que impulsó la nueva constitución de Sudáfrica y que trató de mitigar las enormes desigualdades económicas y de servicios que afectaban al país.

  • El apartheid fue un sistema de segregación racial que limitaba los derechos de la población negra.
  • El apartheid determinaba dónde podían vivir, trabajar, estudiar, casarse, votar, entre otras cosas.
  • La minoría blanca, descendiente de los colonos europeos, tenía privilegios políticos, económicos y sociales.