
El 23 de enero de 1744 – Muere Giambattista Vico, filósofo italiano.

Giambattista Vico (nacido el 23 de junio de 1668 en Nápoles [Italia] – fallecido el 23 de enero de 1744 en Nápoles) fue un filósofo italiano de la historia cultural y el derecho, reconocido hoy como un precursor de Antropología cultural o etnología. Intentó, especialmente en su obra principal, la Scienza nuova (1725; “Nueva ciencia”), lograr la convergencia de la historia, por un lado, y las ciencias sociales más sistemáticas, por el otro, de modo que su interpenetración pudiera formar una única ciencia de la humanidad.

Recurrió a Tácito , un historiador romano, y a Maquiavelo, un estadista y filósofo político italiano, que retrataban a los hombres no como deberían ser sino como lamentablemente son. Así, los contrastes pronto se convirtieron en un elemento importante en su pensamiento: entre la naturaleza y el espíritu; entre el cuerpo, como “esa prisión sombría”, y el alma; entre las altas aspiraciones del alma prisionera y la caída que la espera cuando cede a los deseos de los sentidos.

La expresión italiana corsi e ricorsi está tomada de la teoría del acontecer histórico del filósofo de la historia Giambattista Vico para el que la historia no avanza de forma lineal empujada por el progreso, sino en forma de ciclos que se repiten, es decir, que implican siempre avances y retrocesos. Aquí corsi significa ‘paso o evolución de algo en el tiempo’ (el curso del tiempo, el curso de los sucesos) y ricorsi no significa ‘medio para conseguir lo que se pretende’, sino ‘acción y efecto de recurrir’, ‘vuelva o retorno de algo al lugar de donde salió’.
Vico divide la evolución histórica en tres edades: divina, heroica y humana. Pero estas edades o ciclos no significan un progreso indefinido. La historia es un retorno cíclico de las épocas, un movimiento de flujo y reflujo, de avances y retrocesos, de marchas y contramarchas, de idas y vueltas (corsi e ricorsi). Según esta ley de los corsi e ricorsi, la historia lleva implícita en su desarrollo su propia decadencia.

Pero no se trata de un eterno retorno de todas las cosas, como decía Nietzsche. Es un volver a un estadio que se creía superado, pero ahora visto desde una nueva perspectiva. El movimiento histórico tiene forma de espiral: las idas y vueltas, las vueltas y revueltas de la vida de los pueblos. Ningún periodo tiene la última palabra, ningún periodo es el definitivo. No existe victoria final. Lo que hoy triunfa, puede caer mañana. Pero volverá a renacer más tarde bajo otro signo, y así sucesivamente. La historia es un constante flujo y reflujo, avances y retrocesos, un continuo vaivén con un movimiento pendular, un mecanismo inveterado de sístoles y diástoles (corsi e ricorsi). La historia de los pueblos es una secuencia de flujos y reflujos. La humanidad avanza y retrocede, pero cada retroceso dispara con ímpetu la siguiente etapa de avance, que tampoco será definitiva y volverá a retroceder. Cuando una civilización o nación alcanza su apogeo, la comodidad degenera en lujo, el ingenio en falsa sutileza y se inicia así la decadencia. Todo vuelve al punto de partida, a los tiempos bárbaros.
NOTA DE LA REDACCION: Sugerimos volver a leer OPORTUNIDADES DESPERDICIADAS????

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