Robespierre nació el 6 de mayo de 1758 en Arras, una pequeña ciudad de la provincia francesa de Artois. Concebido fuera del matrimonio, sus padres se apresuraron a casarse para evitar la vergüenza de un hijo ilegítimo.

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Maximilien Robespierre (1758-1794) fue una de las principales figuras de la Revolución francesa (1789-1799). Tras destacar en el radical Club Jacobino, dominó la República Francesa durante el Reinado del Terror, supervisando las ejecuciones de sospechosos de contrarrevolución.

Opuestos al absolutismo monarquico imperante, el ideal republicano de los jacobinos se afianza a partir de la revolución francesa. En septiembre de 1792, el Club cambió su nombre por el de Société des Jacobins amis de la liberté et de l’égalité (Sociedad de los Jacobinos Amigos de la Libertad y de la Igualdad). Hasta entonces compuesto exclusivamente de intelectuales burgueses de izquierda, decide abrir sus filas a las clases populares que, aparte de servirle de apoyo táctico, constituyen el fundamento de su ideología. Robespierre, apoyado por Georges Danton, Jean-Paul Marat, Camille Desmoulins y Louis de Saint-Just, toma las riendas del movimiento que se lanza en una política de oposición a los girondinos, en mayoría en la Convención Nacional, muchos de ellos antiguos jacobinos.

Robespierre es sin duda la figura más controvertida de la Revolución Francesa. Sus detractores (los termidorianos, los fundadores de la Tercera República y los historiadores de la «escuela liberal») destacan su papel en la instauración del Terror y el carácter dictatorial del Comité de Seguridad Pública. Para otros, Robespierre intentó limitar los excesos del Terror, y fue sobre todo un defensor de la paz, la democracia directa y la justicia social, un portavoz de los pobres y uno de los actores de la primera abolición de la esclavitud en Francia. Estos historiadores señalan que la caída de Robespierre coincidió con el fin de las medidas sociales que había tomado en favor de los pobres (la ley del máximo general, por ejemplo, que controlaba el precio del pan y del grano), y el triunfo del liberalismo económico.

NOTA FINAL:  Las redes nos traen numerosas expresiones de jacobinos (defensores de las fuerzas del cielo de MIlei) convencidos que lo suyo es la verdad revelada. Señalamos a los personajes que denuncian como “enemigos” a todos aquellos que osen poner en duda sus principios y métodos (mandriles, ensobrados, ratas). Ya se ven resultados de ejecuciones contra periodistas y personas que no aceptan el anarcolibertarismo por ser contrario a los intereses de la gente.