Leloir había nacido en septiembre de 1906, en París, Francia, aunque desde los 2 años vivió en la Argentina. Con 26 años se recibió de médico en la UBA. Trabajó en el Hospital de Clínicas durante dos años. “Nunca estuve satisfecho con lo que hacía por los pacientes”, explicaba Leloir en su breve autobiografía publicada en 1982. Y agregaba: “Cuando practicaba la medicina, podíamos hacer muy poco por nuestros pacientes, a excepción de la cirugía, digitalina y otros pocos remedios activos”

Dentro de sus principales descubrimientos figura el llamado “camino de Leloir”: esa ruta bioquímica a través de la cual el organismo aprovecha la energía de los azúcares para poder vivir. En términos técnicos, describe los tres cambios sucesivos que experimenta la galactosa (un azúcar presente en la leche materna y en lácteos en general) para convertirse en glucosa, y que en esa transformación participa como intermediario una molécula llamada UDP-glucosa, el primer nucleótido azúcar que se descubrió. Hoy se conocen más de cien.

Houssay (Otro premio nobel) le propuso a Leloir ser director del Instituto de Investigaciones Bioquímicas-Fundación Campomar (hoy, Fundación Instituto Leloir), que se creó el 7 de noviembre 1947. Leloir lo dirigió durante cuarenta años y, allí, a pesar de la falta de financiamiento y equipamiento de laboratorio, inició uno de los capítulos más importantes no solo para su propia producción científica, sino también para toda la ciencia argentina, la cual culminaría con la obtención del Premio Nobel de Química en 1970.

El 2 de diciembre de 1987, Leloir falleció a sus 81 años, en la Ciudad de Buenos Aires.

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