Para tratar el tema creímos oportuno extraer de la publicación “EL EXILIO DE GENERAL” de Juan Pablo Bulacio (*).

De la gesta sanmartiniana nos ocuparemos el 17 de agosto en Edición Especial de Prensa Regional, pero el exilio es un pasaje de la vida de San Martín poco analizado. Que pasó luego de Guayaquil. Porqué en Buenos Aires molestaba su presencia. Porqué tuvo que forzar la Independencia. Muchas preguntas para cerrar un ciclo tan importante de nuestra historia latinoamericana, porque no debemos olvidar su paso por Chile y por Perú

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Habría que ver que pasó realmente en Guayaquil. Simón Bolivar, sin quitarle sus méritos, no se parecía a San Martín, toda su personalidad lo enderezaba a otras maneras de manejar la gesta libertaria. Pero no fue solamente eso. El general de los Andes no entendió mezclarse con sus tropas en las pequeñeces del juego de intereses de los caudillos y las elites del puerto de Buenos Aires.

Tal vez, por cercanía, muchos hombres no supieron defender la gran figura de San Martín y como suele ocurrir se cierran los ojos ante verdades que en el tiempo se ven como tragedia. Las guerras civiles y las ambiciones entreguistas nos trajeron hasta acá, a este presente que todavía sacude rencores.

TRAILER DE LA PELICULA – NO NECESARIAMENTE SE COMPARTE LOS DIALOGOS

No satisfechos con el exilio, se cuenta que “ Alvear y Rivadavia comenzaron a difundir rumores para desprestigiarlo. Alvear, por ejemplo, envió cartas a Buenos Aires para que la prensa difunda, con toda la mala intención, la noticia de que San Martín quería reinstaurar la monarquía en América.”

Desde Europa parecía tener algún predicamento molesto, y lo perseguían política y económicamente al impedirle la libre disposición de sus bienes en América.

Rosas recibió como regalo el sable corvo sanmartiniano, como reconocimiento por defender “el honor del país”, esta vez con motivo del bloqueo anglo-francés de 1845.

Juan Manuel de Rosas, ya gobernador de Buenos Aires y designado “Restaurador de las Leyes” tuvo que resolver sobre San Martín, nos dice Juan Pablo Bulacio, autor que seguimos: “… Con el paso de los años, San Martín fue virando su posición hasta apoyar al gobernador. En 1838, con motivo del bloqueo francés al puerto de Buenos Aires, San Martín ofreció sus servicios militares, sensibilizado por el desaire a la independencia americana. En tono elegante, Rosas rechazó el ofrecimiento, ya que quería a San Martín de su lado pero no a su lado. Tiempo después, Rosas recibió como regalo el sable corvo sanmartiniano, como reconocimiento por defender “el honor del país”, esta vez con motivo del bloqueo anglo-francés de 1845.

Su estancia en Boulogne Sur Mer desde 1848, San Martín  debió lidiar con sus enfermedades. Tenía una larga y compleja historia clínica, según su médico sufría de gota, reuma, úlceras estomacales, heridas de guerra, cólera y tuberculosis. “El opio y los baños termales eran los paliativos momentáneos para sus dolores.”

Fallece el 17 de agosto de 1850.

Según nos cuenta Felipe Pigna (**): “En su testamento había prohibido que se le hiciera tipo alguno de funeral u homenaje, aunque sí pedía que su corazón descansara en Buenos Aires. / Concluidas las tareas de embalsamamiento, el cuerpo fue colocado en un sarcófago cuádruple compuesto por dos cajas de plomo, una de madera de pino y otra de encina. Sobre la tapa su familia hizo colocar una chapa con la siguiente inscripción: “José de San Martín, guerrero de la Independencia argentina; Libertador de Chile y del Perú. Nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, provincia de Corrientes, de la República Argentina; falleció el 17 de agosto de 1850, en Boulogne Sur Mer, Pas de Calais, Francia”.

 (*).Juan Pablo Bulacio (Equipo de Investigación de la Casa Histórica de Tucumán): “EL EXILIO DE GENERAL”

(**) Felipe Pigna: “Tras los pasos del Libertador en Francia”